La resonancia de los suplicios
El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)
24 septiembre 2011
14 septiembre 2011
Educación Vial
Ella avanza, cabellos al viento,
ciento cincuenta c.c. de cilindrada
noventa y siete cuotas fijas por pagar
graciosamente ubicados en su antebrazo dos cascos.
Tiene prioridad de paso quien viene por la derecha
excepto cuando se trate
de Hilux patente F o posterior
F100, Amarok o RAM,
quienes circulan con prioridad permanente
a partir del repunte de rentabilidad de la producción de soja.
Aprendió a mirar cuidadosamente
o incluso tocar bocina
al llegar a una esquina o cruzar una avenida
después de haber cambiado dos veces
paragolpes y parrilla completos.
Semáforo, baliza, barrera.
Señal luminosa o advertencia sonora.
Respeto al peatón?
Oh, perdón, en la calle reinan los motores.
Parece haber creado una simbiosis permanente
ya no es hongo ni alga
es liquen barbudo en la piedra
el celular entre la mano y la oreja izquierdas
inseparables, a pesar del volante,
los cambios, semáforos, esquinas,
los perros y la gente.