La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

24 abril 2012


Estremecida, esperando inútilmente un milagro, la tarde muere entre nubarrones ataviados de púrpura.
Un reflejo oscuro asoma amenazante, como si tratase de neutralizar el oro fugaz en los cerros o el parpadeo sin fin de las luciérnagas tempranas.
El viento leve y fresco es una caricia infantil sobre las espinas de los talas, sobre las hojas brillantes de los molles, entre las estrellas rojas y lilas de las verbenas.
El llanto de un crespín trae el mensaje de la realidad.
Antes de que sea noche, antes de que la lluvia llegue, debo partir.
La belleza es un don prestado, casi siempre.

19 abril 2012

Si la distancia puede

reducir soles a estrella ínfima

Si el espacio es capaz

de aniquilar planetas

Si las galaxias se devoran

al pasar milenios

Cómo creer que puede

perdurar la vida

enfrentando al tiempo

Cuánta soledad

enfrentando al tiempo

Como si de un atardecer luminoso se tratara
van cayendo las palabras del perdón.
Aletean breves, un instante,
antes de perderse tras de tu sombra.
Una a una se hilvanan
se dan ánimos
pequeño retazo de calor prestado.
Palabras llegando tarde,
nuevamente.
Fulgor vacío
sobre lo irremediable.

Y si por una vez un sueño

atravesando la barrera de la vigilia

irrumpiera de pronto en la tierra firme

consistencia, sabor y aromas

colores fuera del espectro

o pasos que no responden

a lo que la gravedad ordena.

Si por una vez un sueño

atravesara el sueño

para volver a estar

para que no te lleve el tiempo.


07 abril 2012

O como la hoja del fresno,
que se vuelve oro
un segundo antes de morir.

Angustia
aún sin nombre.
Sentimiento oscuro,
asfixiándome.

Con orgullo,
cargó su depresión en un bolso
y partió con él al hombro.