La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

24 noviembre 2016

explicar con palabras de este mundo
las heridas que se hacen en otro
Gabriel Jiménez


una llave tiene
una serie de dibujos arbitrarios
para encajar en determinada cerradura
logrando el milagro de dominarla
las palabras se dicen
para ser entendidas por quienes
poseen las muescas adecuadas
para lograr sentido
pasamos por la vida
en perpetuo ensayo y error
hasta encontrar el dibujo,
el grosor, la fuerza,
tenacidad o golpe de suerte
que nos comunica

sueño a veces un universo poblado
de palabras ganzúa
que encajen perfectas,
sin importar cerradura
permitan decirlo todo
con total  claridad




08 noviembre 2016

antes de convertirme
en la madre fundadora
de las adoratrices
del sufrimiento perpetuo
apelo al conocimiento
de los modos correctos
y al sagrado recuerdo
de los días felices
de modo tal que me permita
al menos una vez al año
o en el transcurso del quinquenio
si el supremo así lo decide
respirar algo de paz
oler un jazmín
escuchar una canción
o mirar el vuelo lejano
de los cóndores sobre la montaña
porque creo firmemente
que para que el sufrimiento
sea perfecto vital y eterno
debe por algún momento cesar
para que recomience con más fuerza
y sea como debe ser
amén

no soy mi cuerpo
tan sólo floto
en la oscuridad
me veo lejos
no estoy sufriendo
engaño de espejos
para que la imagen
sea irreal
no hay un otro
ni alucinación
puede la daga
arañar la piel
o las palabras 
decir crueldad
no soy mi cuerpo
ya no lo soy

pedís ayuda
a puro grito
para no morir
pero no ves
que tu fragilidad espanta
a tu salvador
pedís ayuda
a pesar de vos
que sabés volar
que siempre huís
del roce de todo
lo que te va a encerrar

y me mirás
mirás mi miedo
ya somos dos
te doy mi mano
lo permitís
fuiste un latido
en mi corazón

he visto un ternero ajeno
pastar una tarde de noviembre
ajeno al sol
en pasto ajeno
ajena vi
el tiempo ajeno
pasto que fue
en otra ocasión

enajenada 
luz de las sierras
aparta el pasto
debo partir
ajena a todo
todo lo ajeno

ves la ausencia
en lo que está
el zapato viejo
el libro ajado
una canción
que te despierta
cada mañana

pero callás
no podés decir
la palabra falla
porque llorás
esa cortina
que cae lenta
traza un camino
desde el silencio
hasta el dolor

tus labios quietos
manos calladas
ya no acarician
piel conocida
no hay abrazos
la noche llega
la oscuridad
llena el vacío
trae el perdón

es el mar le decís
y él te cree
te mira hermosa
pero no sabe
que vos tenés un mar
de aguas vivas
en el corazón

es la noche le decís
y él te cree
te dice hermosa
pero no sabe
que vos por dentro
sentís el frío
que cubre el alma
cuando el amor no está

es la luna le decís
y él te cree
te ve hermosa
porque no puede
abrir los ojos
ver el dolor

como una estrella
que recién nace
en el borde de una galaxia
eterna alumbrás 
para que tu luz le llegue
a los que vendrán después
no conocés de sombras
no sabés de días
la luz es todo
lo que tenés
no existe el miedo
la muerte está lejos
pero vos a veces
te sentís triste
porque querés
una vez al menos
poder reír
sentir dolor
bailar un vals
o sólo por un rato
escapar de tu órbita
y sentir
cómo se ve
desde otro sitio
lejos
en la oscuridad