La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

25 abril 2011

1.
Un geranio sangra sus flores
en el ventanal abierto
mientras el viento aúlla
el estrépito del mar.
2.
¿Será acaso cierto,
que los anhelos se cumplen si,
en el momento exacto,
una estrella se cae?
3.
Niños jugando en el patio
bullicio de luz
Fieles orando un viernes santo
susurros de muertes.
4.
Un arcoiris resguarda su tesoro
infinito, inalcanzable,
custodiado por mil duendes
hasta que el tiempo ya no sea.
5.
Una luz pequeña, vacilante,
parece quisiera encenderse en sí misma.
Callada, se contempla en el agua.
Pero el río se aleja, espejo trizado,
preñado de sombras, esclavo de su cauce.

Gota tras gota
partieron por el sumidero.
Fueron días de furia
cuando la primera gota,
la de los sueños idos,
partió.
Quedó una marca débil,
en forma de pétalo.
Por la noche,
entre los gritos del viento,
se fue la segunda gota,
la del engaño,
sin dejar huella.
En marzo,
un día de viento norte,
se fue el perdón,
como una llamarada.
Un rastro de ceniza lo atestigua.
Era invierno,
entre las agujas de la helada,
una ráfaga de odio decidió alejarse,
sin ruido casi.
Entre los chispazos azules
de los fuegos artificiales
del último día de ese año,
lo que quedaba del deseo,
se fue.
Hay una tapa oxidada
en medio de la arena yerma.