La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

30 agosto 2012

Palabras como cuchillos

para encerrar la angustia

para ocultar el dolor.


Cuchillo sueco
acero al carbón
hoja desmedida
para romper un cuello
si de bestia fuera tal vez
pero no, es de humano
y en humana mano
no una máquina
no una herramienta
cuchillo sueco
en mano pálida
que casi tiembla
defensa propia
el jurado escéptico
el cuchillo es suyo
o lo robó al pasar?
difiere la intención
multiplica la pena
el cuchillo es propio
premeditación
familiar de la víctima?
agravado por el vínculo 
la pena crece
más de quince cortes?
alevosía
suma siete años más
cuchillo sueco
acero al carbón
la mano firme
el cuello frágil.



Por qué le pegaste en la boca
por qué no le diste en el ojo
te lastimás menos y el otro
seguro pierde equilibrio.
Soñando escucho voces
parece ser Celedonio
debo estar confundido
eso me lo decía mi vieja
la hubiera escuchado antes
ahora no sangraría mi mano
tenía dientes duros el paragua
será el tereré que lo ayuda.
Llueve fuerte y estoy en la calle
será difícil que entre
Hotel León indica el cartel
habrá pasado un león por ahí

Vocifera Pedro Grullo
su verdad de hojalata...


Puede un golpe en el sitio adecuado
agrietar el mármol en un instante,
trazar caminos profundos siguiendo sus vetas,
abrir sus ríos rosados hasta llevarlos a polvo,
arenas pequeñas con recuerdos de roca.
O puede también suceder
que un toque certero permita
liberar de su encierro de piedra
a un ángel, un fauno,
unas manos nudosas, un manto,
la perfecta belleza de un caballo
o el amor de una madre
acunando la muerte del hijo.
Decisión de un instante,
piedra y cincel enfrentados.

27 agosto 2012


Mirar el sol,
de frente
y después cerrar los ojos.
Poder,
por un instante
poseer una galaxia.
Estrellas que reverberan,
cambian colores
y desaparecen.
Un telón negro,
asfixiante,
cubre por completo
lo que antes fue despilfarro de luz.
Haber atisbado la felicidad,
apenas.

Ella sueña con encontrar un sapo
que se transforme en príncipe
que se vuelva marxista
o fotógrafo de National Geographic
que deba seguir el camino de las migraciones
de los ánades canadienses.
Quiere ir con él, 
a sobrevolar los campos
por encima de las bandadas
que lentamente se transforman 
en los peces de Escher.

Ella sueña,
y, a veces,
sólo sonríe.

12 agosto 2012


Quizá la llovizna pueda,
como un bálsamo
calmar la tristeza del frío.

Aquietar el polvo
que desdibuja las casas
abrir las ventanas que cerró el viento
pintar de rojo los malvones
y sacar una canción
de la garganta muda de los sapos.

Quizá la llovizna pueda
achicar la nostalgia de los viejos
traer a la memoria el olor del trigo,
los corderos nuevos, el gallo negro
 y la paz del río.

Sólo milagros chicos,
que la llovizna hace,
a pesar del frío.


Si por alguna conjunción cósmica
o un mandato ancestral
me fuese dada la facultad
de preservar lo más bello,
sin dudarlo elegiría al silencio:
el de las tardes de diciembre
o las mañanas de abril,
el pequeño, el molesto,
el que parece asfixiar
o el que sigue a las tormentas.
Lo podría a buen resguardo,
que no lo maten las palabras,
no lo atropellen ni desangren,
que no desarticulen su música
los bárbaros desbocados.

06 agosto 2012

Hay quienes enferman
del miedo que tienen 
a estar enfermos.


Suceden cosas con los retratos
día a día se van yendo,
alejándose del punto breve,
esa intersección momentánea,
en que modelo y retrato coinciden.
Y difiere la belleza
o el canon que la congela:
si se privilegia juventud,
es uno el ganador;
si lo que importa es la vida
es el otro quien vence.
Día tras día la batalla, 
el tiempo
frente al instante, 
transformando 
al espejo en mentira.


De haber sabido
me levantaba más temprano
hacía la cola y me llevaba
con seguridad el mejor pescado
un surubí con sus motas
o un congrio negro como la noche.
Y no, como siempre
que tomá otro mate
que escuchá la temperatura
peinate bien
o no te olvides del paraguas
como si la lluvia fuese a ser diluvio
y si fuera diluvio el paraguas no alcanza
en ese caso lo que se necesita es un bote
con un buen par de remos
o por lo menos una canoa
y a veces ni siquiera eso alcanza.
Y se hizo tarde
y acá estoy
vino tanta gente
parece víspera de viernes santo
o a todos se les dio por aumentar la ingesta de fósforo
pero no hay caso,
ahora ya no es momento
el sistema neurológico
fue formado con los recursos que había
en la semana 17 del embarazo
y la inteligencia que te tocó,
te tocó, ya no hay quejas
ni pudo haberlas porque cuando nacés
todavía no podés hablar
entonces parece ser el parto
la operación que recibe el menor número de quejas
por parte de uno de los actores principales,
pero me desvié del tema
por no haber sabido
salir a tiempo de casa,
y otra vez podría trazar una analogía
adecuada y propicia con el momento de nacer,
por no haber  salido a tiempo
parece que no llegaré
a conseguir lo que busco.