Puede un golpe en el sitio adecuado
agrietar el mármol en un instante,
trazar caminos profundos siguiendo sus vetas,
abrir sus ríos rosados hasta llevarlos a polvo,
arenas pequeñas con recuerdos de roca.
O puede también suceder
que un toque certero permita
liberar de su encierro de piedra
a un ángel, un fauno,
unas manos nudosas, un manto,
la perfecta belleza de un caballo
o el amor de una madre
acunando la muerte del hijo.
Decisión de un instante,
piedra y cincel enfrentados.
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