La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

28 noviembre 2012


Prenderse fuerte de cada día
para que te lleve
cuando se vaya
domarlo,
agarrarlo de las orejas
y talonearlo,
tirar la rienda si no obedece
terrón de azúcar si encuentra el camino.
Cada día como un caballo bravo
para que la vida tenga brillo
para que la vida tenga sentido
galope corto
o encarada furiosa.
Prenderse fuerte
enfrentar al viento
ser uno
hasta ser centauro.

27 noviembre 2012


A veces soy una voz
que quisiera decir
las palabras del olvido,
esas que luchan por quedar
en su silencio oscuro.
A veces sólo quisiera
tener esa voz
que pudiera decir
las palabras del perdón
para que el silencio
deje de ser oscuridad.

23 noviembre 2012

A cada rato la luz se iba
como dudando acerca de la necesidad de su presencia
para que alguno lograse una aproximación
a la verdad
o evitar que otro diera un paso equivocado
en el borde de la cornisa sobre la que había decidido bailar.
Al irse,
se producían escenas de pánico
por falta de coraje
o de adaptación.
Las cosas suceden también en su ausencia
sentenciaba un ciego, mirando dentro.
Al volver,
caras de extrañeza paralizaban sus gestos,
como petrificadas al ser descubiertas sin máscaras.

Desconcierto de luz, no hay salida aparente.


Sin rumbo
camino en la tarde.
Follaje espeso filtrando la luz
aroma interminable de jazmines
que ya no aciertan
para conjurar la calma.
Cabalga la tristeza
sobre un pozo de sombras,
dispuesta a compartir su destino
con quien se haya alejado
del sitio primero
donde un abrazo
calmó su frío.
Piadosa,
la noche ofrece
estrellas pálidas.


Cuando en la finca hacíamos mezcal
el sol parecía estar un poco más cerca
calcinando los adobes a la siesta
su recuerdo cuando la luna brillaba.
Los pasos del ganado levantaban nubes de polvo
amarillento, muy fino, que se derramaba en los patios.
Había un capataz, voz ronca y mirada clara 
daba órdenes breves, pocas palabras
cualquiera entiende y obedece pronto.
Por las noches, a veces,
traía con la guitarra sus amores idos
y todo quedaba en silencio
muda la oscuridad, el respeto ciego.
En la finca cerrada, sólo queda el viento.

07 noviembre 2012

Tristeza naciente
como una llovizna leve
o el esbozo de un atardecer.


Un poema cierto
Arcoiris
disipando sombras.

Con rumor
de agua.
Colibríes en el sol.

Desde otra galaxia,
un sol
comparte su soledad.

Calla el viento
lo que niega
la voz.

Una abeja
escribe en el aire
su esclavitud.
No la ve.
El dulzor
la ha vuelto ciega.

Resiste la piedra
su destino
de arena.

El otoño cubre de oro
la puerta
por la que llegará el invierno.


Verbenas rojas,
multitud sublevada
en la monotonía del campo.

Gritan las plumas
el silencio del búho
que ayer murió.

Antes, la oscuridad.
La luz
hizo el resto.

05 noviembre 2012

Una tristeza leve, 
azul,
como una llovizna.


Nostalgia
de luna llena,
infancia y río.


02 noviembre 2012


Se me ha vuelto obsesión la curiosidad por saber qué sucede con las imágenes que atrapa ese espejo, ovalado, sujeto por un marco de madera oscura poblado de volutas y algunas flores, que amenaza desde el pasillo en la casa de mi abuela.
He hallado el modo de pasar frente a él sin reflejarme: pegada a la pared, muy agachada, casi arrastrándome, y cerrando la puerta tras de mí apenas puedo.
Por las noches escucho murmullos, yo sé que vienen de ahí, hay gente atrapada entre cristal y azogue.
¿En ese lago sin fondo trazarán estrategias para poder escapar o sólo festejarán la dicha de estar juntos?
Una noche, cuando el ruido se hizo insoportable, enloquecida por el insomnio, traté de asomarme, pero fue en vano: la oscuridad había cegado el reflejo.
A pesar de eso, creo haber escuchado, muy leve, una risa burlona.