La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

29 junio 2011

Es febrero y el frío se hace intenso al caer la tarde.
Como desde hace siglos, la familia se ha reunido para despedir el año y recibir juntos el que llega. Los niños mas pequeños se han dormido; mientras, los ancianos hablan suavemente, entre sonrisas y nostalgia, de otras celebraciones, cuando eran distintas las ansias y las penas.
Por momentos, la nieve parece a punto de interrumpir la posibilidad de cumplir con el rito preferido de todos, ese que esperan pacientemente entre murmullos: cuando la medianoche llega, pequeños barquitos iluminados son colocados en el borde del Lago del Dragón Celeste, para que el viento se los lleve, junto con los mensajes prolijamente dibujados en leves papeles de arroz...

Espirales angustiadas,
estrechas.
Sólido,
líquido,
sólido.

Desde la tierra,
abrazo estremecido
que contiene al agua.
Abrazo cálido
que sostiene el llanto.
En lo profundo,
luz clara.


Soñé un árbol
en la tarde que calla.
Como un eclipse,
azul.
Está pasando ahora:
en Navidad.

Me mira:
¿Qué hay detrás de esa imagen?
¿Quién me mira, en este instante,
por esos ojos?
Es ella,
aún siendo otra.

Quizá desde el reflejo
pueda ser feliz.

El sueño resiste,
es su refugio.

Volverá el agua,
no habrá abismos.

Entre los médanos,
el verdor brilla,
convocando el manantial extinguido.

A la hora justa,
abrir la puerta,
oculta en un bosque oscuro,
entre robles y azucenas.

De las orquídeas blancas,
elegir la mas perfecta
para iluminar el último viaje.

Hay bronces predestinados a la eternidad monumental de estatuas, medallas y títulos honoríficos.
Los hay obligados a señalar en detalle nombre, día y fechas entre los que transcurrió una vida, dando fe del profundo aprecio de los allegados al titular de la placa.
Otros bronces, simples y elementales, se transforman en llave doble paleta, vulgarmente conocidas como Yale o Acytra.

14 junio 2011

Un fulgor pálido delata la medusa que flota en un mar oscuro, denso como de tinta o como de sangre; pero es la noche que llegó demasiado pronto, la noche que viene a apagar todas las luces que brillaban entre las olas y ahora huyen hacia lo más profundo, ocultas entre los brazos interminables de las algas.
Luces pálidas, robadas por pequeños seres multiformes para iluminar sus abismos, donde la noche no llega.

Te dije que fueras.
Que te fueras, de una vez, pronto,
para siempre.
Porque siempre
( el siempre anterior, el de lo ya vivido)
fuiste un estorbo.
Me impediste las miradas y los soles,
no me dejaste andar.
Odio ese siempre,
y te ordeno que me dejes,
sola,
para todo el siempre que ocupa lo que está por venir...

Piedra, agua y remolino
piedras enormes y espuma
la corriente empujando fuerte
tu mano que me salva.
El sol a pique, cielo encandilado
un sonido como de trueno
y sigue empujando el agua.
Un martín pescador,
zambullida y vuelo rápido,
una grieta y helechos
el aguacil que se espanta.
tan lejano el azul
tan fuerte tu mano
furia de agua y piedra
hasta llegar al remanso...

El abrazo del sol sobre la arena mientras las chicharras aturden, monocordes. Ya no será enero tan interminable como cuando no existían plazos y los días eran cada uno igual al anterior y el mismo que el siguiente.
Tardes en el río donde las piedras transforman el suave fluir del agua, mientras las manos ágiles persiguen inútilmente la sombra de las mojarras.
Cuántas veces el grito de triunfo antes de tiempo, transformado en desazón al descubrir que sólo fue un roce, una caricia de escamas entre los dedos ansiosos. Después, idéntica atención a la construcción de nuevos ríos y diques en un islote de arena, como haciendo nuevos mundos para mejorar los antiguos.
Y la mirada nueva, deslizándose por los bordes que día a día se modifican para permanecer inalterados.

Un torbellino de arena mas allá del umbral
animales que huyen, fantasmas gimientes;
frío encarnizado, el hielo en el metal.
Calles desiertas, muros caídos.
La ciudad es una ruina que interroga,
vacío confrontando la razón
que no llega, que no ve que no oye.
Por un instante el silencio
para respirar profundo.
Hasta la próxima detonación,
la última,
tal vez
lo último que sienta...

El viento de agosto parece empeñado en arrastrar todo cuanto encuentra en el campo seco. La cosecha ha sido escasa este año y no se pudieron sembrar verdeos. Las vacas se amontonan en los corrales esperando el momento en que las raciones lleguen a los comederos.
En la casa, se han juntado algunos vecinos para ayudar en la carneada. Cada uno repite su tarea: los hombres se encargan de cortar y separar carne, grasa, hueso. Las mujeres van y vienen, para ellas es la parte mas sucia: limpiar tripas, hacer fuego, derretir grasa, preparar morcillas. Mientras, los chicos disfrutan de la libertad adicional que les proporciona la presencia de amigos que los consienten y les permiten algún privilegio inusual, prestándoles los cuchillos mas filosos o invitándolos con algo de vino rebajado con soda.
Bajo el silbido interminable del viento, se oyen algunos murmullos suaves, un chasquido de acero en la chaira; en la radio, las noticias informan que fue encontrado el cadáver de Pedro Eugenio Aramburu.

06 junio 2011

1
Tratando de ver
a lo lejos, tras el llano,
inmóvil,
respiro.
2
Han mentido los dioses:
le prometieron alas,
recibió cadenas.
3
Si el viento lo supiera
si la luz
si aquella nube...
4
Rojo fuego
entre espigas ondeantes
apenas un fuego rojo.
5
Cumpliendo el mandato original:
serás materia,
aun cuando descreas de la transformación.
6
Sol feroz.
La montaña asiente,
el trigo se subleva.
7
Si fuera el agua
está tan lejos
está tan alto
prisionera...