La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

14 junio 2011

El viento de agosto parece empeñado en arrastrar todo cuanto encuentra en el campo seco. La cosecha ha sido escasa este año y no se pudieron sembrar verdeos. Las vacas se amontonan en los corrales esperando el momento en que las raciones lleguen a los comederos.
En la casa, se han juntado algunos vecinos para ayudar en la carneada. Cada uno repite su tarea: los hombres se encargan de cortar y separar carne, grasa, hueso. Las mujeres van y vienen, para ellas es la parte mas sucia: limpiar tripas, hacer fuego, derretir grasa, preparar morcillas. Mientras, los chicos disfrutan de la libertad adicional que les proporciona la presencia de amigos que los consienten y les permiten algún privilegio inusual, prestándoles los cuchillos mas filosos o invitándolos con algo de vino rebajado con soda.
Bajo el silbido interminable del viento, se oyen algunos murmullos suaves, un chasquido de acero en la chaira; en la radio, las noticias informan que fue encontrado el cadáver de Pedro Eugenio Aramburu.