soñé
dos muertos queridos
por
el creyente encendí una vela
por
el otro cociné una sopa
piqué
hierbas
con
cuidado
agregué
verduras
sal
un
toque de pimienta
la
cocina fragante
me
dio su abrazo
la
vela contempla
en
silencio
tanto
derroche sensorial
arde
su llama
azul
anaranjado
se
eleva en el aire
he
encendido dos fuegos
en
ambos creo
siento
en mí una tibieza
que
no se explica
por
la sopa
ni
por la llama