La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

04 julio 2010

Un aire familiar que lleva a algún lugar pero no a otro, se filtra lento entre las nubes, tratando de alcanzar la copa del nogal. El agua fluye lenta por un lecho de arena y ripio, simulando el cansancio de un reptil.
Se detiene el viento un momento, tibio, acariciando el borde del camino.
Ya es tarde, apenas se ven a lo lejos los bordes de las montañas, que parecen haberse fundido en la oscuridad del horizonte.
Una ráfaga agita el maizal y de pronto se siente un murmullo, una conversación, como si estuvieran rezando un rosario a orillas del cementerio, en una ceremonia tardía, oculta a las miradas herejes de quienes no amaron al difunto.
El aire se desliza lento, silencioso entre los árboles de la avenida. Las luces de la ciudad aparecen como ojos inesperados mirando a los perros, que ladran reclamando a sus dueños.
A la salida de la fábrica, los colectivos se llenan de hombres a quienes la fatiga les ha apagado las almas.
Sonámbulos, regresan.