La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

28 noviembre 2009

Cuando las luces del día se van,
surge una niebla fina,
pálida, olorosa.
Las aguas parecen aquietarse
mientras se apagan, lentas, las últimas llamas.
Una a una, van hundiéndose
las que fueron flores, ahora barro.
Se confunden manadas de fieras
peleando como hombres
disputando restos miserables,
entre gritos, estruendos, sirenas.
Río misterioso, alguna vez cristalino,
cuando nace en las montañas,
atraviesa el país continente,
entre reverencias y luchas
se van oscureciendo las aguas,
lavando los pecados de los hombres.
Y al fin, esta ciudad infranqueable,
entre su curso y el mar.
Plegarias sin fin, día tras día,
hermandad de los huérfanos sin nombre,
confundidos avizorando mejores destinos,
purificados, salvados.
Milagro perpetuo en las aguas,
perpetua miseria en las calles.