La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

13 noviembre 2008

Leonor

Es el momento del día en que la luz artificial empieza a ganarle la partida al sol que se está yendo.
Desde mi escritorio, veo aparecer algunos detalles que en otros horarios pasan desapercibidos. Alguna grieta, una moldura, un borde irregular, de pronto cobra importancia, se destaca y alarga sobre las paredes monótonas y las ventanas repetidas.
Pudo haber sido una jornada rutinaria, con los sabores y sinsabores cotidianos y esperados, aunque pienso que debí haber presentido algo, no puede suceder un acontecimiento de estas características sin ninguna señal previa.
Llevo años trabajando en este lugar, cada día transcurre casi igual al anterior, mis compañeros son los mismos de siempre, mi voz al responder siempre tiene el mismo tono.
O lo tenía, hasta hace un rato, cuando apareció este reclamo.
- Servicio de atención al cliente, cuál es su consulta?- fue mi respuesta, la de siempre ante la luz roja del teléfono.
Siempre he pensado que los números a los cuales respondemos están al alcance de personas con un mínimo de racionalidad, pero parece que viví en una cierta confusión.
- Y qué tipo de atención le da Ud. al cliente?- fue la respuesta, en un tono de confianza excesiva.
- Sí, Ud. se ha comunicado con el servicio de atención al cliente del Banco Mayo- dije, tratando de no dejar traslucir ningún tipo de emoción.
- Y cómo es que atienden a los clientes en el Banco Mayo, preciosa?- insistió.
- Señor, creo que Ud. se ha equivocado.
-Equivocado yo? Qué trata de decirme? Ud. tiene que atenderme, soy cliente del Banco Mayo.
- Entonces debería hacer su consulta, Sr.
- Consultas dan los médicos, yo me he comunicado con un banco.
- Señor, cuál es el motivo por el que ha llamado Ud. a este teléfono?
- Qué me respondería si le dijera que estoy controlando el servicio de atención al cliente del Banco Mayo?
Tal vez debí haber pensado un poco más, pero la calma no ha sido la virtud en la cual la naturaleza haya sido especialmente generosa conmigo.
- Le respondería que puede Ud. irse a la misma concha de su puta madre, señor.
No sé si podré usar como atenuante el hecho de no haberlo tuteado en ningún momento, pero el telegrama que acabo de recibir no parece ofrecer posibilidad de apelación...

1 Comments:

Blogger Alberto said...

me gustó el blog. felicidades

4:00 p. m.  

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