La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

14 octubre 2008

Se decía que en aquella ciudad entre las montañas, cada día que soplaba el viento del Este, era posible concretar un sueño.
Como no se sabía cuándo llegaría el viento o quién sería el elegido, la gente pasaba los días discutiendo y apostando, cuándo soplará el viento, qué sucederá.
Transcurría entonces lo cotidiano con una cierta extrañeza, algunos perdían la noción del tiempo y deambulaban de madrugada adivinando indicios.
Los escépticos comentaban que ellos nunca se habían enterado de fuente confiable que cosa así hubiese sucedido alguna vez, y rezongaban por lo poco concentrados en el trabajo que se veía a los esperanzados.
Algunos ancianos exhortaban a la gente a hacer caso omiso de lo que contaba el mito, aunque no lograban resultados demasiado favorables, pues en aquella ciudad también se menospreciaba a los viejos, y se daba más crédito a la magia que a la sabiduría.
Los sacerdotes ofrecían misas para que no se diese lugar a los deseos de los mezquinos, sino que se priorizase aquellos de los que eran capaces de dar limosmas abundantes.
Un ministro propuso entonces iniciar una reforma educativa, consistente en influir desde el jardín maternal en la creación de un sueño único, un anhelo colectivo, en vista de que ello fortalecería su concreción. Según sus cálculos, al cabo de unos años, toda la ciudad coincidiría en ese deseo, que se cumpliría cualquiera fuese el elegido.
La propuesta, audaz, innovadora, progresista e incluso solidaria, fue aceptada por la ciudad, que vio transcurrir los siguientes 76 años en la elaboración del sueño tipo.
Lamentablemente, antes de que se lograse ese gran acuerdo, quizá por una distracción o tal vez por obra del destino, en un día claro de agosto, sin aviso previo, el viento del Este embistió con fuerza la ciudad, y fue elegido el sueño de un poeta: se abrieron todas las jaulas, brotaron todas las flores, huyeron todos los necios.
Casi en soledad, el poeta escribió su mejor obra.


2 Comments:

Blogger franco said...

RockNRollennnenn. Bien ahí. Bardeando y escribiendo lindo, hasta galeanosa.

12:36 a. m.  
Blogger Matías said...

ja, siempre salen desde la soledad las mejores obras....

3:33 a. m.  

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