La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

12 abril 2010

El viento pasa suavemente entre las ramas de los pinos, haciendo caer alguna hoja muerta o apurando las alas de una abeja.
Mientras, él camina. Pasos cansados, andrajoso, mirando apenas el sendero desdibujado.
Durante muchos días ha recorrido ese bosque, ha oído sus lamentos, disfrutó su aroma, bebió su luz pálida atravesando las antiguas frondas.
En su corazón se escriben los versos que le dictan esos árboles viejos, sabios, donde la vida se oculta para recuperar fuerzas.
Los escucha, asiente, a veces sonríe.
Un temblor incontrolable empieza a apoderarse de él cuando recuerda el porqué de sus recorridos: el invierno está llegando y el pueblo necesitará calor para sobrevivir. Él deberá ser quien se encargue de que la imprescindible leña llegue a cada hogar.
Se detiene ante un árbol que está inclinado sobre el borde de un arroyo. Descubre su cabeza, en silencio dice una plegaria, pidiendo que su acción sea perdonada. Empieza a trabajar con el hacha.
La mañana siguiente, baja al pueblo a repartir la leña; va hasta el templo y ofrenda a los dioses el poema que el bosque le dio.
Cuando vuelve a su choza, ya anochece.

1 Comments:

Blogger Matías said...

lindisimo...

esperaba este regreso con ansias

saludos

7:05 p. m.  

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