La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

11 octubre 2009

Sol, cerros, arena, más allá agua, después salitre y los cóndores en lo alto. Lentos, giran y giran, se elevan hasta no verse y luego se tiran veloces, capturan alguna presa y huyen a sus territorios en las cumbres lejanas. Son pájaros o son aves?, era la pregunta de siempre para aprobar Zoología en segundo año, era rara la profesora Lloveras, año a año se pasaban la respuesta y así salieron a la vida treinta y cinco generaciones de riocuartenses analfabetos en los saberes y el conocimiento de la vida de los animales. Extraño criterio de evaluación vigente por tantos años, hasta que fue descubierta su falta y la Santa Inquisición la arrojó del Paraíso de los Profesores Respetables, profesores que guían e iluminan a los hijos de los que pueden pagar las cuotas, puntualmente para evitar los recargos y las colas en los Rapipagos que se ponen tremendos el día de los vencimientos. Y los cóndores lo ignoran todo, sólo planean como cóndores, usando la energía térmica para evitar la fatiga, como lo hacía Chespirito y tan bien le fue que alegró a treinta y cinco generaciones de párvulos que al oírlo trataban de alcanzar su perfección en el uso del vocabulario que era extenso y extraño, tanto que para cada situación cotidiana usaba un término específico para describir ese instante, incluso instantes tan extraños como el que se produce ahora, los cerros, los cóndores y el viento que de pronto trae paraguas negros, que vuelan y desaparecen sobre mi cabeza sin engancharse en las ramas del arbolito
pequeño que tiene espinas aguzadas, curvadas, podrían haber atrapado el mango curvo del paraguas negro que podría haberme servido para volar de aquí usando las corrientes de aire, la energía térmica que me permitiese salir de este sitio de infierno sin llamas, con arena, cerros, salitral y cóndores en lo alto.