La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

09 noviembre 2011

Teje Matilde teje hilo finísimo seis agujas que nunca se caen dibujan rosas rojas abrazando la pared blanca dibujan margaritas blancas cubriendo el camino de pedregullo y césped verde como la hoja de la hiedra que cubre la rajadura entre los ladrillos ásperos como las manos del que cada mañana besa a Matilde antes de irse al campo a robarle un poco de vida a la tierra para su único hijo nacido entre acacias blancas y pastizales ondulantes frente al río que canta murmura o grita que trae paz o se lleva la sangre del que acuchillaron debajo del sauce que nunca dejó de llorar sus ramas en el agua sus hojas acariciando la corriente pidiendo perdón por no haber visto o no haber adivinado que entre las sombras brillaría un puñal que el puñal estaría en una mano que esa mano obedecería a un rencor que sólo podría callar si el puñal hallaba un corazón y brilló la sangre sobre el pasto y la luna hizo como que no vio miró hacia otro lado viajó a través de nubes blancas como espuma en el cielo azul como de noche entre estrellas que brillan como metal y viajó la luna viajó alumbró unos cabellos blancos unas manos ágiles unas manos ásperas unas manos que hoy están dentro de mis manos.