La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

02 noviembre 2011

Me está poniendo en un serio aprieto la necesidad de exponer en síntesis breve o desarrollo explícito la profundidad de una creencias de la que completamente carezco. Si se tratase sólo de la posibilidad de experimentar otras vidas cuando la vida se acabe, la situación puede ser resuelta sin mayor tardanza o impedimento, en vista de la clara situación planteada por la apabullante bibliografía que certifica, prueba y confirma la no desaparición de la energía y su sabia como también explicable mutabilidad con la materia lo cual brinda la certeza de que aún los más empedernidamente escépticos una vez que aparecimos por acá quedaremos. Si de ceremonias se trata, todo hecho humano es pasible de ser convertido en alguna de ellas, y así hay seres que ceremonian del principio al fin cada día, del nacer al morir y todos sus estados intermedios, posiblemente de ellas sean las líneas rectas que constituyen los renglones en los que se escribe la historia. Pero cuando percibo que mi condición natural es permanecer escribiendo fuera del margen trazando sobre él, en la zona que debiera estar vacía, innumerables anotaciones que lo llenan y a la par de ello debiendo hacer una teoría que se fundamente en algo tan concreto como debiera serlo la patria, naufrago rápidamente en el mar del escepticismo, no vienen a mí las palabras que quizá se espera pronuncie, sólo convenciones, fuegos artificiales, bombas atómicas y de las otras, hermandad perdida entre quienes se comparte la común característica de pertenecer al género humano, capitalismo que ahoga, fundamentalismos de diversa laya y parece que seguiría enumerando pestes ante la invocación de esa palabra a la cual no logro encontrarle virtud que la salve, cariño que me produzca ni sensación de placer, con las debidas disculpas que pido a quienes trataron de enseñarme lo contrario, libres ellos de culpas, es sólo mi atención dispersa...