La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

25 octubre 2011

Hay una fragilidad intrínseca que no se atreve al desafío del vuelo, como si el suelo asegurase la felicidad al vivir. Las alas no crecen si no se las ejercita con cariñoso y firme tesón , el suelo atrapa las plantas, las anuda con raíces fuertes, las encanta con la paz de la tarde o el fluir lento del arroyo, cuajado de piedras brillantes y húmedas. No deben quedarse inmóviles los pies si no quieren ser atrapados por el suelo traidor, debe la mirada proyectarse lejos , atravesar nubes y luna para empezar a mirar, es el primer paso para entender el vuelo.
Y fortalecer las alas, empezando por vuelos breves, bajos pero seguros hasta perder el miedo. Luego, ir cada vez más alto y más lejos, acomodar la respiración, suaves suspiros para elevarse, contenerse cuando la altura es suficiente para empezar a planear.
Animarse a abrir los ojos allá lejos, allá arriba, olvidar la sensación de sentir el suelo, tan sólo flotar.