La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

27 mayo 2008

Así nomás.
Sin introducciones huecas y sin más rodeos que las estúpidas pausas para respirar que impone la condición humana, lo dije todo.
Sí, fui yo.
Lo hice porque estaba harto, literalmente congelado.
Lo hice a pesar de que servirá para que se beneficien los inútiles de siempre.
Debo recordar que más de una vez he envidiado la capacidad que tienen tantos para el aborregamiento, similar a esa propiedad del corcho, que flota en cualquier líquido, que se mantiene siempre en la superficie de lo que sea: agua, vino, sopa o mierda.
Me descubro respetuosamente ante los borregos, que en esta sala son mayoría.
Bien vestidos, bien peinados, correctamente sentados.
Uniformados en el menor esfuerzo, copiando el gesto de quien tienen al lado, para evitar el acto arrojado de pensar o la osadía de decidir.
Sí, fui yo.
Fui yo quien cerró esa ventana por la que entraba un viento frío e insoportable.
Tal vez haya sido visto como una herejía, pero se apagaban las velas y se me volaban las hojas del Misal.

1 Comments:

Blogger franco said...

Callate, misálgina.

11:34 p. m.  

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