La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

25 abril 2008

Sí. Estoy dispuesto a hacerme cargo de lo que se me acusa.

He vivido mucho, conocido personas diversas, frecuentado lo más variado del zoológico de esta ciudad.

He conocido mentirosos de diverso calibre y múltiples motivaciones, de los que soportaban hasta los límites más extremos a los inquisidores de turno sin retractarse de nada.

También frecuenté chismosos, de los bienintencionados estilo celestina y de los que gozaban con los daños generados a su paso, de los que transmiten hechos y aconteceres y de los que emiten opinión y juicio acerca de todas las vicisitudes de la vida en sociedad.

Trepadores en sus distintas variantes: por prestigio, por poder, por dinero, hasta por amor.

La legión de los farsantes me desagrada profundamente, y jamás recibirán de mí una palabra de apoyo.

Los mitómanos siempre me conquistaron, porque soy un eterno admirador de la imaginación. Cómo no voy a querer a quienes la llevan a tan sublime grado, a ese autoengaño que los convence y les da fuerzas en la defensa de la veracidad de situaciones muy disparatadas.

Que sirva lo anteriormente expuesto para dar a los presentes una visión un tanto más amplia acerca de mis conocimientos e interacciones con exponentes variados con quienes he trabado relación a través de años de concienzudo estudio y análisis pormenorizado.

Fue este conocimiento el que me llevó a la defensa que hoy encaro con toda mi convicción.

No se equivoquen. Se me acusa de fomentar algunas formas de vagancia por transcurrir muchas horas de mis días en la mesa de un bar.

No se trata de charlas sin contenido o propósito, y el detalle de las categorías antes descritas y clasificadas es una pequeña muestra de ello.

Que nos reunamos sólo hombres es una simplificación para evitar pérdidas de precisión en las definiciones.

Que a veces miremos partidos de fútbol no significa dejar de lado nuestros objetivos, podría avanzar en detalles acerca de comportamientos de jugadores, árbitros, DT, utileros, hinchas y/ o simpatizantes.

La presencia de alguna eventual cerveza o quizá un fernet no impiden el fluido raciocinio, por el contrario, fomentan la creatividad y agudeza del análisis.

No, señores, no se trata de vagancia. Es sociología empírica en estado puro.