"Me gustaría tener manos enormes,
violentas y salvajes,
para arrancar las fronteras una a una
y dejar de frontera sólo el aire.
Que nadie tenga tierra
como se tiene traje:
que todos tengan tierra
como tienen el aire."
Jorge Debravo
El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)
1 Comments:
manos grandes y violentas, suena tentador
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