La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

06 mayo 2009

Yo no sé escribir y soy un inocente
Nunca he sabido para qué sirve la escritura
y soy un inocente.
Llevo en mi alma cadenas y en mi cuerpo miseria
camino de noche solitario
me escondo de día entre sombras
Esquivan mi figura los hombres
tratando de no verse
me siguen a veces los niños,
soy yo quien escapa de ellos:
no vayan a creer, ingenuos,
que puedo ser como ellos.
A veces sueño canciones
que acarician lentas mi piel,
me abrazan, me acunan,
se deslizan suaves de mí
me llevan tan lejos,
hasta que vuelvo a nacer.
Yo soy el más feliz de los infelices
el que lleva puesto sombrero y nadie ve
sólo me presienten, olvidan, acusan,
sin saber, que un día cualquiera,
un instante exacto será suficiente,
para encontrarme en su espejo.

(a partir de Palabras escritas en la arena por un inocente, de Gastón Baquero)