La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

12 julio 2006

Cuando leía Vigilar y castigar me sorprendió encontrar cosas que creí reconocer: en el primer capítulo se describe muy meticulosamente el modo de castigo que se aplicaba a quienes delinquían, específicamente atentados hacia la investidura real.
Continuando el relato, Foucault dice que el castigo paulatinamente se deja de ejercer sobre los cuerpos, para pasar a ser aplicado sobre las almas: la imagen, el recordatorio del castigo físico debe ser tan efectivo como si fuera real. Hay un refinamiento en el ejercicio de la violencia.
Aquí sentí escalofríos: es moneda corriente en el presidente Kirschner recordar las torturas y muertes de la dictadura.
¿Nos lo recuerda para que no imitemos a quienes fueron torturados y encarcelados por pensar distinto al poder?
Cárcel a quien piensa, tortura a quien habla, muerte a quien ose ser solidario...
¿Será ese el mensaje?



1 Comments:

Blogger Matías said...

a mi me parece un autoritarismo total el del señor presidente, moviendo todo como un gran titiritero, pero ojala, ojala estemos equibocados, ojala no se vuelva a sufrir tal atrosidad..

2:33 p. m.  

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