Viaje cotidiano, repetido mil veces, por años. Casas en construcción, casas habitadas, casas deterioradas. Semáforos que a veces incitan a no ser vistos, no respetados por inútiles, redundantes en el tránsito mínimo que no requiere reglas.
Árboles añosos, caldenes enormes que dieron paso al sorgo, al maíz, a la soja, según el dictado de los mercados a futuro. Mercado de tahúres, que venden la nada a precio de oro y el oro a precio de soja.
El sol despeja la niebla mientras la mañana avanza. Cerca, se oye una cadencia de ladridos, por momentos gritos desesperados desde la cárcel repleta.
Olor denso, nauseabundo; al costado del camino, una cruz en un árbol, recordando que la muerte vence si se le da ventaja.
A lo lejos, se mezclan aviones y patos en vuelo.
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