La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

01 julio 2011

Me fastidian mis primos pequeños.
Los chicos por gritones y torpes, las nenas por lloronas y tontas.
Y parece que no tuvieran madres, porque las tías llegan y se olvidan de ellos, se pasan las horas jugando a la canasta y hablando de sus trascendentales e insípidas existencias, donde parece vital el conocimiento de la fórmula del perfecto budín o el mejor quitamanchas para que el mantel no delate la borrachera de los impecables jefes del hogar o la primicia acerca del embarazo de la hija de la puritana que vive en la esquina.
Sí, ellas se olvidan de sus hijos y yo debo soportarlos estoicamente.
Antes, los sufría en silencio.
Ahora, he encontrado un arma invencible: "o te callás o va piquete de ojos, zopenco!!!!".
El miedo, los vuelve dóciles.