La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

16 junio 2007

Las palabras, siempre las palabras.
Demasiado lo que dicen, mintiendo sin ruborizarse, escondidas como amenazas.
Las palabras, grandes si hablan, inmensas cuando callan.
Ocultas por sus máscaras, descubiertas al hacerse voces.
A veces gritos, a veces látigos, demasiadas veces cadenas.
Palabras locas, palabras ciegas, palabras torpes, palabras luz.
Aterran las palabras, desnudan, flagelan.
Prostitutas del poder, prostituidas por necesidad, dignas y altivas después del fuego y la tristeza.
Palabras, palabras lentas, humanas, pobres.
Atan, matan, mueren.
Siempre palabras...

2 Comments:

Blogger Matías said...

humildemente le digo tambien tenga en cuenta que muchas veces las palabras dan vida, como todo lo malo ddel ser humano a veces tiene su cara bella...

3:23 p. m.  
Blogger María (Letras) said...

Perfecto, a mi ver.

Te linkeé. Cualquier chinche al respecto, envíela y lo saco. Bah, ni que por mi blog pasara tanta gente...

Saludos.

10:08 p. m.  

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