Última marcha de los Jueves de este año.
La luz brindó un espectáculo adicional: parecía por momentos transformarse en una transparencia dorada, las nubes tornando sus colores desde el más inescrutable gris al azul luego al rosa con leves bordes amarillentos.
El Quirquincho, venido desde lejos, tantos kilómetros a cuestas.
Los trashumantes y su alegría de andar, su movimiento continuo.
Viejas caras junto a las nuevas, mucha risa, algunos cantos.
Los niñitos que marcharon dentro de la panza de sus madres y ahora corren a su lado, tironean la bandera, intentan algún sonido en el bombo.
Los chistes y saludos de siempre, la risa del Tato, agrandado por la compañía de sus hijas.
Y el cierre de Melto: ...porque la gota sabe
que horada la piedra...
Gotas de lluvia despiden a la frágil gota que está horadando a la piedra...
La luz brindó un espectáculo adicional: parecía por momentos transformarse en una transparencia dorada, las nubes tornando sus colores desde el más inescrutable gris al azul luego al rosa con leves bordes amarillentos.
El Quirquincho, venido desde lejos, tantos kilómetros a cuestas.
Los trashumantes y su alegría de andar, su movimiento continuo.
Viejas caras junto a las nuevas, mucha risa, algunos cantos.
Los niñitos que marcharon dentro de la panza de sus madres y ahora corren a su lado, tironean la bandera, intentan algún sonido en el bombo.
Los chistes y saludos de siempre, la risa del Tato, agrandado por la compañía de sus hijas.
Y el cierre de Melto: ...porque la gota sabe
que horada la piedra...
Gotas de lluvia despiden a la frágil gota que está horadando a la piedra...
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