La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

18 septiembre 2007

¿escribís, mano, para que sepa yo?
Juan Gelman

Le pedí hoy a mi mano que me escriba.
Y mi mano empezó a buscar cosas para decirme: algunas que ya conocía, otras que sospechaba, algunas que no le creí.
Sacó cosas que me duelen si las miro, otras por las que sigo llorando.
Mi mano se hizo garra para castigarme por mi debilidad a la hora de hacer realidad algunas cosas en las que creo, pero que no llegan a atravesar el límite de la teoría.
Se hizo puño para acompañarme en peleas varias, esas que se hacen crónicas, pero que no me resigno a abandonar.
Hubo alguna caricia a dulzuras que hoy se hacen recias y reacias al cariño explicitado por los gestos y las palabras.
Mi mano tal vez me cuente todas las cosas, algún día, un amanecer quizá, cuando se cierre...