La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

09 octubre 2006

Hoy hace dieciséis años que nació Bruno.
Aquella noche lloré. El pediatra había pronunciado aquella frase maldita que anticipó las cosas.
Es increíble cómo a veces una banalidad dicha en determinado ámbito, consigue condicionar todo el desarrollo de los acontecimientos.
¿Habría sido distinto si no lo hubiera dicho?
¿O debo agradecérselo, porque me permitió adelantar tantos besos?
¿Por qué yo lo supe desde ese día?
¿Por qué tuvo que ser así?
¿Por qué?

2 Comments:

Blogger Zauberlehrling said...

Decían que hay flores hermosas que sólo viven unas horas. Nunca he visto una. No sé que se siente. Debe ser triste, lo creo, pero también sería horrible pensar que nunca hubiesemos sido testigos o protagonistas.

Un abrazo a la distancia.

5:05 a. m.  
Blogger Matías said...

bendita sea la hora del ocaso, por que aunque su belleza dura poco, siempre queda en la memoria como un instante fugaz de belleza.... mi mas sincero abrazo para ti, gracias por tu blog, no solo es un gran placer leerlo sino una constante inspiracion...

4:46 p. m.  

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