Los huecos de las palabras
La Nación bendijo los hechos, repartiendo cucardas, desayunos y veneno por los teléfonos rojos.
La voz del río, enrojecida por la furia y el espanto, avanza en círculos mientras doblan las campanas.
Decir las mismas palabras tantas veces, poniendo cortinas de palabras huecas, como si fuese una catedral rodeada por hombres solos.
Hoy fueron publicadas las mismas cosas, que aún no entienden: rostros de Modigliani, sombras de El Greco, colores furiosos de Chagall y Gauguin.
¿Dónde están las palabras faro, las palabras barco, que llevan a los hombres a soñar?
Los hombres solos no saben encontrar nada.
Los hombres solos hoy no entienden las palabras.
La voz del río, enrojecida por la furia y el espanto, avanza en círculos mientras doblan las campanas.
Decir las mismas palabras tantas veces, poniendo cortinas de palabras huecas, como si fuese una catedral rodeada por hombres solos.
Hoy fueron publicadas las mismas cosas, que aún no entienden: rostros de Modigliani, sombras de El Greco, colores furiosos de Chagall y Gauguin.
¿Dónde están las palabras faro, las palabras barco, que llevan a los hombres a soñar?
Los hombres solos no saben encontrar nada.
Los hombres solos hoy no entienden las palabras.
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