A los policías de la provincia de San Luis (Vizcacheras), a los policías de la provincia de Córdoba (Chaján y Holmberg) y a los prefectos del control Sampacho, que en cada viaje entre Río Cuarto y Villa Mercedes me hacen detener para que les responda las mismas preguntas: "¿De dónde viene?" y "¿Hacia dónde se dirige?", les digo que hace 53 años que vengo preguntándome lo mismo y aun no he hallado respuesta.
La resonancia de los suplicios
El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)
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