En el jardín de mi madre
reinan las aquilegias,
imperturbables, a mitad de camino
entre ser pájaro o ser flor:
vegetal en tierra firme,
supervivencia asegurada,
y la admiración de quienes pasen,
aunque también sea posible
terminar sus días, en solitario,
en un jarrón, quizá un florero.
O pájaro, con sus variantes,
vuelo a flor de piso,
altura intermedia
o más allá de las nubes,
vida solitaria,
uno más en la bandada,
el riesgo de la jaula rondando,
a pesar de sus deseos.
Pájaro o flor,
duda eterna
para la aquilegia dorada.
reinan las aquilegias,
imperturbables, a mitad de camino
entre ser pájaro o ser flor:
vegetal en tierra firme,
supervivencia asegurada,
y la admiración de quienes pasen,
aunque también sea posible
terminar sus días, en solitario,
en un jarrón, quizá un florero.
O pájaro, con sus variantes,
vuelo a flor de piso,
altura intermedia
o más allá de las nubes,
vida solitaria,
uno más en la bandada,
el riesgo de la jaula rondando,
a pesar de sus deseos.
Pájaro o flor,
duda eterna
para la aquilegia dorada.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home