Para que exista el poema
Palabras que son relámpago
historias cargadas de
tiempo, de siglos,
dorados o azules, perros o
niños,
cortinados cubriendo lo que
los cristales exponen
suntuosos ritos, iglesias
oscuras.
Palabras barrocas, tan
excesivas que abruman.
O se ciñen con rigor a los
hechos:
Perfiles agudos, historias
paralelas
líneas formadas por
infinitos puntos
círculos perfectos
conteniendo exactos trescientos sesenta grados
triángulos equiláteros para
explicar el Dogma.
Palabras exactas, tan
precisas que hieren.
O acariciando gestos,
envolviendo el llanto
dan nombre apropiado a cada
recuerdo
lo acicalan, toman el mejor
perfil y disparan
para traer desde un lugar
tal vez perdido,
sorprendente o casual,
en andas la más bella
historia jamás contada o escrita.
Palabras vivientes, palabras
de la Memoria.
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