El verano está siendo implacable. La siesta calla los sonidos, los animales respiran fatigados y apenas se agitan algunas hojas en los álamos de la entrada.
El maizal cerró sus hojas, los girasoles desfallecen.
Caminando pausado, Martín va hacia el galpón y abre la puerta de madera pesada y oscura.
Piensa que deberá cambiarla o en algunos años se requerirá demasiado esfuerzo para moverla.
Mira sin prestar atención la estiba de bolsas de alimento para los animales, los tambores de plaguicidas, un apero que quedó colgado hace mucho, junto con freno, bozal y látigo.
Los tirantes que resisten los años atraen su atención como siempre, puede sentir el viento que pasa entre las ramas de esos árboles, el murmullo delas hojas, la altura imponente, la perfección de los troncos.
Va hacia el auto, le da arranque y sale.
Algo ha cambiado: la ansiedad contra la que lucha minuto a minuto se va transmitiendo de modo casi instantáneo desde sus dedos al volante, el motor, los neumáticos.
Un arma letal ha salido a la ruta.
El maizal cerró sus hojas, los girasoles desfallecen.
Caminando pausado, Martín va hacia el galpón y abre la puerta de madera pesada y oscura.
Piensa que deberá cambiarla o en algunos años se requerirá demasiado esfuerzo para moverla.
Mira sin prestar atención la estiba de bolsas de alimento para los animales, los tambores de plaguicidas, un apero que quedó colgado hace mucho, junto con freno, bozal y látigo.
Los tirantes que resisten los años atraen su atención como siempre, puede sentir el viento que pasa entre las ramas de esos árboles, el murmullo delas hojas, la altura imponente, la perfección de los troncos.
Va hacia el auto, le da arranque y sale.
Algo ha cambiado: la ansiedad contra la que lucha minuto a minuto se va transmitiendo de modo casi instantáneo desde sus dedos al volante, el motor, los neumáticos.
Un arma letal ha salido a la ruta.
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