Hasta aquí hemos llegado,
los otros y yo
tanto tiempo sin vernos,
ellos translúcidos,
transparente yo.
Diálogos imposibles
hasta que dije: ¡basta!
No puedo más.
Quiero irme o que se vayan ellos,
porque no es mi culpa
si jamás pudieron ver
brotar de mi mano derecha
los pájaros negros
que por las tardes llegan
a agitar las aguas
del lago que dentro
de ese espejo duermen.
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