La resonancia de los suplicios

El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)

Nombre: blanconegro
Ubicación: Argentina

21 mayo 2013


Motivado por la urgente necesidad de poner punto final al drama que se abate, insensible, sobre la vida de nuestros conciudadanos, qué decir, de nuestros hermanos, hijos y padres que día a día ven obstaculizado el acceso a su indelegable derecho a la felicidad, los aquí presentes, en número adecuado y en representación de aquellos por quienes hemos sido elegidos y por los que no han tenido el placer de ganar la elección también, damos por sancionada, con fuerza de ley, exenta de amparos y cautelares, y con el fin expreso de ser inmediatamente cumplida, esta ley que ordena a todos que crean lo que con claridad sus ojos divisan:
-          En horas de la aurora, cada nube será un castillo, un conejo o un rey mago
-          Los colores no tienen límites  
-          Las estrellas pueden ser alcanzadas con las manos en las noches de invierno.
-          La luna se desplaza sobre los árboles hasta el momento en que llegue hasta el filo de la sierra, se detiene y retorna al lugar desde el que vino.
-          Los atardeceres serán de duración variada, siendo más prolongados en verano para así atrapar hasta la última gota de sol que entibia el alma e ilumina el corazón.
-          Del hielo, poco puede decirse salvo que le estarán permitidos todos los azules y le será dada la facultad de migrar, para que lleven esperanzas al desierto, donde serán ubicados en espacios seleccionados los oasis necesarios para atravesarlo sin sufrimiento.
-          Por este mismo acto se suprime lo innecesario, lo que debe ser guardado bajo llave o no sea entendido sin hablar.
-          Que las palabras vuelen, se hagan pájaros o sombras viento, llovizna o escorpión.
-          Que la realidad sea cielo y el deseo, obligación.
Dése a conocimiento, cúmplase y archívese.