agonizás buscando
buscándote
entre capas pegajosas
de heridas sin cerrar
o en las alturas
junto a la luna nueva
de la felicidad adivinada
creés atisbar un sueño
escuchás una voz
en el latido del deseo
todo es falso
lo real no existe
la muerte sonríe
esperando
llegués al final
por asfixia
por hartazgo
loca de vacío
La resonancia de los suplicios
El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)
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