Descubrir entre las llamas
la
mirada de un dragón
o
en una noche de invierno
encontrar
el sitio exacto
en
que la estrella más tenue
ilumina
el cielo con su temblor.
Calla
la voz lo que el cuerpo grita,
si
tan sólo un abrazo pudiera
apagar el llanto,
calmar el dolor.
Sed
de tierra, sed de sal,
sed
de río que no llega.
Agonizo,
pero
no te nombro.
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