El pueblo, inerme en su siesta
apenas murmura
un pedido de tregua al calor que sofoca.
Una calma artificial
preludia la oscuridad de las nubes
que cubren el horizonte
desplazándose entre polvaredas.
Arrecia el viento en los bordes,
los pájaros huyen,
miedo con alas tratando de no morir.
Después de la furia,
un instante de quietud,
como la momentánea mejoría del que agoniza.
Hasta que vuelve la fuerza del aire
para trazar la línea final:
árboles retorcidos y escombros
saludan el atardecer.
apenas murmura
un pedido de tregua al calor que sofoca.
Una calma artificial
preludia la oscuridad de las nubes
que cubren el horizonte
desplazándose entre polvaredas.
Arrecia el viento en los bordes,
los pájaros huyen,
miedo con alas tratando de no morir.
Después de la furia,
un instante de quietud,
como la momentánea mejoría del que agoniza.
Hasta que vuelve la fuerza del aire
para trazar la línea final:
árboles retorcidos y escombros
saludan el atardecer.
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