Llegó la hora de dormir el perro molesta la pulga salta de su panza a la cama tal vez me pique y joderá entonces toda la noche rascándome escucho la máquina grita el msn su saludo estúpido alguien se conectó al diálogo quién? un anarco es lo que más hay en esa lista de contactos algunos no no no! ningún chico de la periferia de los lugares pop y del mundo del vacío girando en un dale que dale ya lluvia de palabras tontas y la pulga que por suerte la maté porque no soporto cerca estos bichos me pica la cabeza pulga piojo garrapata son todos parientes del demonio y tal vez de benedicto FIN
La resonancia de los suplicios
El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Michel Foucault, Vigilar y castigar, Siglo XXI editores, Buenos Aires (2002)
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